martes, 15 de febrero de 2011

"Las independencias" uruguayas, sus fechas.





¿Le resulta familiar la fecha 4 de Octubre? ¿Y la de 25 de Junio?.  Bueno... Tal vez si le resulta familiar la del 20 de Febrero. ¿18 de Julio? ¿Esta última sí verdad?


Bien, todas estas fechas aluden al proceso de independencia del Uruguay, y todas ellas muestran un aspecto de lo complejo que fue nuestro camino hacia la independencia de las potencias extranjeras.  Primero veamos lo que nos cuenta el Senador Julio M. Sanguinetti en una consideración enviada al Consejo de Educación y Cultura del Senado hace unos años atrás llamada "Un necesario debate".


"Nuestra primera ley fue de 17 de mayo de 1834 y estableció que el aniversario de la Jura de la Constitución es la “única gran fiesta cívica de la República”. La norma legal no hablaba de la “independencia”, ubicada temporalmente en el propio texto de la Constitución de 1830 en la Convención Preliminar de Paz de 1828. La gran fiesta se celebraría cada cuatro años y habría dos fiestas ordinarias: el 25 de mayo y el 18 de julio, más dos medias fiestas: el 20 de febrero (batalla de Ituzaingó) y el 4 de octubre (canje de ratificaciones de la convención Preliminar). Como se ve, de las cuatro fechas que consideraban fundamentales los hombres de la fundación de nuestra República sólo sobrevive una…


Pasada la primera generación de la independencia, 26 años después, la ley de 10 de mayo de 1860, declaró “días de fiesta civil el 25 de agosto, 25 de mayo y 18 de julio”. “El aniversario del 25 de agosto de 1825 es la gran fiesta de la República”. La tal gran fiesta se celebraría cada cuatro años, mientras que serían fiestas ordinarias, el 25 de agosto, el 25 de mayo y el 18 de julio.


Leyes posteriores (la del monumento de la Agraciada y de la Independencia de 1861, el de Artigas de 1862, etc.) mantuvieron ese criterio y la de octubre de 1919, que estableció un nuevo nomenclator de fechas patrias, denominó al 25 de agosto como Día de la Independencia. Quizás a partir de allí se generó el mayor equívoco al incorporar la palabra “independencia”, que fue el concepto controvertido, precisamente. Esa idea ya estaba muy acuñada en la jerga periodística, pero en todo caso no había adquirido la oficialidad de la ley."

Veamos por qué razón dice el Senador que el 25 de agosto es "la fecha controvertida"...


"Es preciso asumir que el concepto de “independencia” en nuestro país, no es sencillo. Fuimos colonia española, nuestra madre patria del descubrimiento y la colonización, primero adentro del Virreinato del Perú y más tarde, en 1776, del Río de la Plata. Se supondría que nuestra “independencia” debería referir, justamente, a nuestro desgajamiento del tronco hispánico colonial; sin embargo, la capitulación española, el 25 de junio de 1814, ni se toma como referencia. Su fecha no resuena en ningún oído.


Algo más de perfil se le ha dado al fin de la exageradamente llamada “dominación porteña” en 1815. Caída la Banda Oriental en manos portuguesas en 1820 luego de la derrota de Artigas, viene allí la dominación portuguesa primero y brasileña después, que termina en 1825. A esa independencia de Brasil es que alude nuestra fecha patria máxima, pero al retornar al conjunto de las Provincias argentinas, con las que nos “unimos” nuevamente, nuestra soberanía vuelve a ser estrictamente provincial y ni siquiera con las salvedades y condicionamientos de las Instrucciones de 1813. Comienza entonces otra etapa histórica en que nuestro destino pudo tomar, como se ha dicho, variados cauces, pero que termina con que, luego de otro enfrentamiento militar, nuestros vecinos reconocen nuestra independencia total y así se establece en la Convención Preliminar de Paz, cuyas ratificaciones se hacen el 4 de octubre de 1828. 


Esa cuarta “independencia” es la que nos separa definitivamente de las Provincias Unidas y supone la instauración de un gobierno propio y de una asamblea constituyente que prepara la Constitución del país. Pensemos que ese parlamento se llamó Asamblea General y Representativa del Estado de Montevideo; o sea que aún no teníamos un nombre, salvo las apelaciones históricas, y que es recién en ese primer texto magno que nos
denominamos “República Oriental del Uruguay”, expresión elegida entre varias propuestas que entonces se hicieron."

El propio Eduardo Acevedo, en su alegato histórico, aún cuando -como es natural- exalta el valor de la declaratoria del 25 de agosto como liberación frente al Brasil, al señalar la unión a las provincias argentinas dice que “precisamente ahí, en las condiciones de la Incorporación, está la diferencia capital entre lo que quería el Jefe de los Orientales y lo que decretaba la Asamblea de la Florida. Artigas entendía, y con razón, que la unión incondicional era el sometimiento de los pueblos a la oligarquía que desde Buenos Aires regía los destinos del país entero”. Se trataba de un cambio fundamental: la “ reincorporación sin condiciones”. 


"Nuestros niños aprenden en la escuela el culto patrio celebrando esa fecha, pero generalmente se hunden en una curiosa perplejidad cuando los estudios secundarios les llevan a leer las tres leyes célebres, que les muestran ese día como un acto de independencia ante Brasil pero una reincorporación sin condiciones a lo que hoy es la Argentina. Cada profesor con que hablamos nos señala esa circunstancia. Aun para quienes
idolatran esa fecha, está claro que ni es el comienzo ni el final del proceso de independencia. 

Lo grave del tema es que el ciudadano en formación ya nace a la vida cívica con la sensación de un equívoco, de un error, de que lo que celebra, aún valioso, no deja de ser un error histórico, a partir de lo cual se instala en su mente una nota de incredulidad sobre el país mismo. ¿No habrá llegado, entonces, el momento, de replantearse el tema, asumir con madurez un debate al respecto y fijar una fecha nacional que nos una a todos y no sea materia de controversia?"


Fuente: 
"Un debate necesario"
Biblioteca Artigas.

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