domingo, 20 de febrero de 2011

La primera transfusión. ¿Vampirismo?

Sosteniendo la "lanza de Longrinos".



“Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, 
cargue con su cruz cada día y sígame. Porque el que quiera
salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por 
causa mía, la salvará”                             Mateo 16:24-25


Podemos decir con certeza que la actitud del Cristiano frente a la muerte (me refiero al que lo es convencido de serlo), es de total resignación. Fácil es entenderlo al pensar en la importancia que da la Biblia a la vida después de la muerte y el cúmulo de promesas que Dios hace al respecto. Con dichas promesas la vida en la tierra, pasajera, es una simple sombra de lo que vendrá. Podremos ver claramente el efecto de dichas promesas, también, en la actitud de la iglesia primitiva frente a la persecución: leones, gladiadores, torturas al no negar su fe, etc, etc...

Pero no todos los Cristianos viven esta realidad, mejor dicho, no conciben la realidad venidera y se sienten demasiado cómodos en su vida terrenal y la muerte, asusta.

La cita bíblica del principio parece encajar como un mal chiste en la anécdota que voy a contarles. Depende como usted lo vea estaremos incurriendo en chismes y no en historia, eso júzguelo usted. La información se conoce a traves de Stefano Infessura de su obra Diarium urbis Romae (Diario della Città di Roma), una crónica de la ciudad de 1294 a 1494.


Atención: No soy Testigo de Jehova y apoyo las transfusiones de sangre. Simplemente notaran mi ánimo anticlerical en mis escritos y las razones que tenía este Papa para temer a la muerte. 

Giovanni Battista Cybo, (Génova, 1432-Roma, 1492) mas conocido como Inocencio VIII, tiene muchas cosas curiosas en su vida y que usted puede investigar. Fue quien apodó Reyes Católicos a Fernando e Isabel, y se llevó la gloria de descubrir America, (en efecto su tumba reza: “Novi orbis suo aevo inventi gloria”. Que en español quiere decir, “Suya es la gloria del descubrimiento del Nuevo Mundo”). Gracias a una bula que promulgó dió rienda suelta a la caza de Brujas en Europa y la primera edición del "Malleus Malleficarum".

Pero lo que nos trae hasta aquí es su muerte, bastante curiosa por cierto. Inocencio era un hombre débil, lleno de enfermedades recurrentes. La vida personal de éste Papa puede ser cuestionable, desde el punto de vista ortodoxo católico actual, ya que era viudo  y, padre de ocho hijos -dos de ellos fuera de matrimonio-; además, nombró arzobispo a un sobrino de 13 años para quien construyó en el Vaticano el palacio de Belvedere; e incluso, llegó a empeñar la tiara. En cuanto a la última enfermedad de Inocencio VIII, a principios de 1492, se sabe que padecía de insuficiencia renal crónica (“hidropesía”), que lo mantenía críticamente enfermo, alternando períodos de estupor con momentos de lucidez. Los médicos de Inocencio VIII habían agotado todas las terapéuticas de la época, basadas, sobre todo, en sangrías, encontrándose el paciente a las puertas de la muerte.

En ese momento apareció en Roma un "médico judío", según unos o, “un místico", según otros, que ofreció cambiar la sangre del viejo Papa "por la de jóvenes plenos de vigor y salud". Visto lo desesperado de la situación se hicieron los arreglos correspondientes y, se obtuvieron los donadores "voluntarios", 3 (2, según otros) niños de 10 años, autorizados por sus respectivas familias, mediante el pago de un ducado de oro a cada una. 



Una versión dice que la sangre fue extraída a los niños y transfundida al Papa. Otra versión refiere que el pontífice solamente bebió la sangre (como un brebaje) pero que, cuando se dio cuenta de lo que le estaban haciendo tomar, ordenó perseguir al "médico judío" para someterlo a juicio. Sobre la causa de la muerte del pontífice, hay quien afirma que fue por una obstrucción circulatoria, a consecuencia de la transfusión. Lindeboom asevera que al ser sangrados los niños, como la sangre se coagulaba constantemente, la transfusión no fue intentada. Cuando se trató de detener al "médico judío", éste había huido, desapareciendo para siempre. También se afirma que, para obtener la sangre de los niños, se les cortaron las carótidas (los degollaron). La extracción de sangre de los donantes, resultó, consecuentemente, en la muerte de todos, por hemorragia. 


En esta web se equivocaron de retrato
no es Cybo, es Inocencio X.
Para sumarle males a este "Vicario de Cristo" en la tierra (y si usted pensaba que no podía sumarle otro), se dice, que el Papa, para remediar sus males, también se alimentaba del pecho de una madre lactante.

Parece que este hombre no leía la Biblia. Se hubiera parecido un poco mas a un Cristiano si lo hubiera hecho.





Fuentes:

Sagan, C. El mundo poseído por demonios, en: El mundo y sus demonios. La ciencia como una luz en la obscuridad. Editorial Planeta, S.A., 1997. 
La sangre, consideraciones historicas e ideologias relacionadas. Dr. Guillermo Murillo-Godínez.

Para mas discusión sobre Inocencio VIII y sus secretos:
La ruta prohibida. Javier Sierra. Portal Planeta. 2007. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muuuuuy interesante. Curiosamente, en lo Simpsons hicieron una parodia de esta historia. Cuando le hacen una transfusión al Sr. Burns con la sangre de Bart. (je je) Ese tampoco leyó la Biblia.

Gabriel Fernández dijo...

El Vicario de Cristo puede hacer lo que quiera malditos herejes!!!