lunes, 3 de enero de 2011

El martillo de las brujas.

Francisco Rizi (1614-1685), Auto de fe en la Plaza Mayor de Madrid 1680, (Museo del Prado)

Durante el pontificado del Papa Inocencio VIII, mas exactamente 1486, aparece en Europa el tratado llamado "Malleus Maleficarum", un exhaustivo libro sobre la caza de Brujas y su condena en proceso inquisitorial. Es el libro mas importante publicado sobre dicho tema y que describe con lujo de detalles los procesos a los sospechosos. Este tratado tuvo un profundo impacto sobre los juicios a brujas durante los siguientes 200 años. Su atención a cuestiones de psico-patologías hacen de este libro el mas antiguo precedente de los manuales psiquiátricos.

Antes de compartir citas de este tratado, encontradas en español en el libro "Historia general de las drogas" de Antonio Escohotado, contaré como se gestó su publicación.

Dos sacerdotes dominicos alemanes fueron los encargados de escribirlo en 1486, llamados Kraemer y Sprenger. Fue una Bula Papal la que dio el puntapié a su elaboración, la bula Summis desiderantes affectibus. Inocencio VIII estaba preocupado por el aumento de la brujería en Europa, por eso deroga otra bula del 906 donde se decía que creer que existía la brujería era una herejía. Con esta nueva Bula la iglesia acepta que la brujería existe y que es necesario combatirla. Y esta se transforma en la base del "Malleus Maleficarum", un tratado sobre la descripción, caza, enjuiciamiento, tortura, quema, condena y castigo de aquellas y aquellos a quienes la iglesia consideraba brujas.

El tratado llegó a ser tan popular que vendió mas copias que cualquier otro, aparte de la Biblia, hasta la publicación de "El progreso del Peregrino" de John Bunyan.

El suplicio de los sospechosos se justifica de esta forma:

La Brujería constituye la mas alta traición contra la voluntad de Dios. Por eso los acusados han de ser sometidos a tortura con el fin que confiesen. Cualquier persona que se encuentre acusada de dicho delito puede ser torturada. Y al que se hallare culpable, aunque confiese su crimen, sométasele a tortura, haciéndole padecer todos los tormentos prescritos por la ley, pues puede ser castigado en proporción a su delito.(12)


Como vemos en este parrafo no se salvaba el sospechoso ni siquiera confesando el crimen. Era o no culpable, la tortura estaría sobreentendida en el proceso.

Continúa Escohotado: "Esto no debe entenderse como crueldad, pues cuanto mas sufra la bruja en su vida terrenal, menos ha de padecer en el otro mundo. Si acepta con resignación cristiana el castigo y se encomienda a Dios sin hipocresía, es incluso posible que no ingrese en el infierno. Kraemer y Sprenger insisten tambien mucho en el valor ejemplar y disuasorio que su quema pública, en los llamados braseros, tiene para el buen cristiano. Dice el inquisidor Diego Simancas, consejero de la Suprema, algo que termina de aclarar la postura del Santo Oficio:

"Los inquisidores deben ser mas inclinados al tormento que otros jueces, porque el crimen de Brujería es oculto y dificultoso de probar, y porque la confesión del reo no solo es provechosa para la República sino para el propio reo." (13)

En cuanto a la prueba testifical, el principio del Malleus es muy simple: "Las leyes permiten que cualquier persona pueda atestiguar lo que quiera en contra". No es preciso comunicar al reo quien le acusa, ni exactamente de qué. Al contrario, una de las técnicas preconizadas es leer a los acusados pliegos de cargos donde se acumulen toda suerte de invenciones, entendiéndose que al negar vehementemente las mas atroces estos reconocen de modo implícito las demás. en caso de duda, la presunción perjudica al reo. De ahí que se acepten toda clase de testigos, incluyendo los descartados por la ley para delitos comunes: "Los criminosos, los infames, los cómplices, los perjuros, los familiares, los parientes, los menores y el rumor público"(14), como diría un Enciclopedista.

cuadro de goya escena de la inquisición


"Los otros jueces presumen que el acusado es inocente, estos le presumen siempre culpable, aparentemente porque creen malvados a los hombres. pero, por otra parte, tienen de ellos tan buena opinión que no los juzgan capaces de mentir jamás, pues reciben el testimonio de enemigos mortales y de quienes ejercen una profesión infame."(15)

La coartadas tienen un valor muy limitado. Incluso tampoco se debe considerar indicio de inocencia el soportar el suplicio, pues suele deberse a "encantamiento diabólico"(17). En cuanto a las variaciones en los testimonios de los testigos, nada indican a favor del acusado "si incluso contradiciéndose coinciden en acusarle de brujería"(18).

En lo que respecta a la prueba documental y material, se considerarán evidencia de culpabilidad el poseer libros incluidos en las bibliotecas de magos y astrólogos, así como tener ciertos instrumentos como "pucheros vidriados, ollas pequeñas, retortas, jarras, flor de azufre, piedra cristalina, huesos amuletos, etc".(19)

La defensa del acusado depende del tribunal. Según Kraemer y Sprenger, este debe disfrutar de plenos poderes. A la vista de cada caso decidirá si la bruja tiene derecho a defenderse o no, y si en caso afirmativo si será un curador nombrado de oficio o un letrado elegido por ella. El plazo para responder a los cargos podía ser de horas, y rara vez superaba unos pocos días aunque lo normal, -dado el gran numero de causas- fuese tener a los acusados varios años esperando juicio en calabozos. Desde 1488 el procedimiento es absolutamente confidencial en todas sus fases: si recaía sentencia absolutoria antes de abandonar el calabozo "Los reos juraban guardar total secreto de cuanto les había acontecido y vieron."(20)



Un expediente que preconiza el Malleus para obtener confesiones rápidas es la promesa formal de respetar la vida del acusado. Contemplado en conjunto, nunca se había logrado en grado tan sublime una apariencia de pesquisa. Se trataba de obtener juicios "rápidos, sencillos definitivos", y esa meta se alcanzó cumplidamente. Con todo, antes de dar por finalizado el examen del procedimiento, es preciso mencionar un último aspecto. Como observó Montesquieu, "estos jueces aborrecen la sangre y les desespera tener que dictar condenas, pero se consuelan confiscando todos los bienes en su beneficio"

imagenes de una edicion del Malleus Maleficarum





La Bulas papales perfilaban un eficaz sistema re-alimentador para la persecución, ya que no solo el acusado debía pagar por su alimento mientras transcurrían meses o años en prisión, sino que sus parientes quedaban sometidos a exacción también:

"Los familiares de la bruja estaban obligados a pagar la factura por los servicios de torturadores y verdugos. Asimismo la familia corría con el costo de los haces de leña y el banquete que los jueces daban después de la quema."(23)




Por el mismo tema: Brujas sobre escobas en la Edad Media.





Fuentes: Extractos del Libro "Historia general de las Drogas" Antonio Escohotado. Editorial alianza. Septima edición 1998
Citas
12- Malleus 5-6
13- 1950. vol II. 171.
14- tract de officio sanctissimae inquis. 39
15- Montesquieu. 1964, XXIX  64-65
17- ibid, 7
18- ibid, 57
20- Cirac Estopañan, 1942, 226
23- Harris, 1985, 188

2 comentarios:

Vidaleca dijo...

La segunda parte de este informe se adentrará en el conocimiento de la farmacopea europea y su relación con la brujería combatida en el malleus

jose luis regojo dijo...

El libro 'Malleus Maleficarum', también llamado 'El martillo de las brujas', recomendaba el más despiadado exorcismo contra el demonio que lleva tetas y pelo largo.
http://joseluisregojo.blogspot.com.es/2012/03/lolita-el-diablo-es-mujer-actua-por.html