domingo, 23 de enero de 2011

Despierten a los muertos!! Necesitamos ejemplos cívicos.

Este título que me inventé es un grito motivado por la frustrante realidad política latinoamericana. Es hora de invocar la sombra de aquellos que fueron ejemplos de civismo para su generación. Es hora de que nos den cátedra personajes del pasado que supieron hacer las cosas con una conciencia política tan desarrollada que nos doblarían de rodillas en actitud casi religiosa hacia su persona. Existen en el pasado muchos personajes ejemplares que ya quisieran enseñarnos a vivir, es solo leer sus acciones, sus huellas en la historia. No en vano se los recuerda.


Según pude leer en las noticias, el presidente de Venezuela, (que ahora está gozando de poderes especiales otorgados por el anterior parlamento, por el cual "Su Excelencia", puede dictar leyes de todos los colores y formas y nadie se le puede oponer), no derogaría como antes había dicho esa "Ley habilitante" y seguiría legislando hasta que dure todo el período de esa ley, o sea 18 meses. Esos poderes especiales se le fueron otorgados por un parlamento mayoritariamente oficialista por motivo de las peores inundaciones que vivió Venezuela en los últimos años. Vaya casualidad que durante su potentado estado de poderes, comienza a legislar el nuevo parlamento integrado por una gran cantidad de opositores. Lo que me animo a pensar en voz alta es que el presidente no se anima a enfrentar un parlamento nuevo con muchos escaños ganados por la oposición peligrando así su "Revolución Bolivariana".


Inmediatamente surgió en mi mente el recuerdo de un héroe romano del período de la República, fue inevitable. Se me presentó el recuerdo y no lo contuve. Mentiría si dijera que vino Él en persona a hablarme, y ustedes no me creerían (por supuesto que es mentira!!). Al llegar el recuerdo de la hazaña de este Señor, lo único que tuve que hacer es refrescar la información que sobre él tenía. 
Hablo de Lucio Quincio Cincinato, las antípodas políticas de Chavez.


Una breve introducción sobre el sistema político de la República de Roma: 


Su estatua en el estado de Cincinnati
Roma era gobernada por el Senado, y a la vez ellos nombraban a dos consules con igualdad de poderes por un año. "Si a Roma le amenazaba un grave peligro, interno o externo, el Senado nombraba un dictador por un periodo de seis meses y le investía de un poder ilimitado sobre la comunidad, incluida la vida de los ciudadanos. En tiempos de guerra o situaciones que exigían decisiones rápidas prefería confiar el poder a un solo hombre, a una sola voluntad. En tales momentos es peligroso dividir el poder supremo entre personas de igual autoridad. El de dictador era pues un cargo limitado, excepcional, y nadie podía ejercerlo por mas de seis meses; cumplida su misión, el cesante volvía a ser un ciudadano cualquiera, dispuesto a rendir cuentas sobre las medidas tomadas durante su mandato."


Cincinato entra en acción:

"Cierta vez, los romanos se enzarzaron en una peligrosa guerra contra un pueblo vecino, los eucos. Sobrevinieron malas noticias: uno de los cónsules era de una incompetencia militar increíble. Desesperados, los romanos solo vieron una solución: concentrar todos los poderes en manos de un solo hombre. Y eligieron a Cincinato (cabello ensortijado), un patricio que adquirió fama como cónsul por su valor y su talento político. Cuando los enviados del senado llegaron a la pequeña granja que Cincinato poseía al otro lado del Tíber para comunicarle el resultado de la votación, el antiguo cónsul estaba arando su campo.

A la mañana siguiente se presento en el Foro con toga de dictador orla de púrpura y llamó a todos los romanos a todos los ciudadanos a las armas. Los encuadró en legiones y se puso al frente de las tropas. A medianoche, el ejercito romano llegaba al campo de los ecuos y, amparado por la oscuridad, rodeó al enemigo y erigió una empalizada a lo largo de sus líneas. Terminado casi el trabajo, Cincinato ordenó a los suyos que profirieran gritos de guerra. Los compatriotas cercados por el enemigo se animaron y lanzaronse al ataque; y con sus fortificaciones ya terminadas, el dictador los secundó. Los ecuos, cogidos entre dos fuegos, pidieron la paz. Cincinato les permitió marchar libres a condición de rendir las armas y entregar los jefes a los romanos. Cumplida su misión, el dictador se despojo de la toga orlada de púrpura, transcurridos apenas seis días, y aunque aún podía prolongar el poder durante seis meses, se reintegró a su arado. En adelante, Cincinato constituyó un símbolo del espíritu cívico de los romanos.

La ciudad estadounidense de Cincinnati perpetúa su recuerdo. Se la denominó así en homenaje al que entonces se consideraba como el Cincinato de los Estados Unidos: George Washington.

Veinte años después de su victoria sobre los ecuos, Cincinato volvió a salvar a su pueblo. Un romano influyente, Espurio Melio, intentó en 439 un golpe de estado. Al menos, se le acusó de ello. Hombre riquísimo, al ser Roma afligida por el hambre pensó que podría apoderarse del mando gracias a su fortuna. La situación era tan desesperada que, según Tito Livio, había quienes se arrojaban al Tíber para acortar sus sufrimientos. Fue entonces cuando Melio compró mucho trigo a los etruscos y lo repartió entre el pueblo hambriento.

Distribuyó trigo a la plebe, que le seguía por doquier seducida por los regalos, consiguiendo que le miraran y exaltaran sobrepujando toda medida decorosa para un particular; prometíanle formalmente el consulado por sus favores y promesas; él mismo, en fin (que hombre es insaciable con cuanto le ofrece la fortuna), aspiró a metas más elevadas y prohibidas

Desde luego, Melio tenía intentiones ambiciosas e inconfesables y las autoridades pronto obtuvieron pruebas de su culpabilidad. Se supo que Melio almacenaba armas en su casa, que mantenía reuniones secretas, que forjaba planes para destruir la república y sobornaba a los tribunos del pueblo. La libertad de Roma estaba en peligro y amenazada, y juzgose que solo un dictador podía salvarla. Se eligió otra vez a Cincinato. Ten{ia entonces ochenta años, pero su vigor físico e intelectual estaba aun intacto. Envio a Servilio (jefe de la caballería, magister equitum) para comunicar a Melio que el dictador le llamaba. Melio comprendió que aquella citación era sospechosa y huyo pidiendo protección al pueblo. Pero Servilio le detuvo y le dio muerte. Después, relató los hechos a Cincinato y éste atájole: "Cayo Servilio, ¡Gracias por tu valor! ¡El Estado se ha salvado!""


Texto extraido de: 'Historia Universal Tomo 3 - ROMA'
 Ediciones Daimon, Autor: Carl Grimberg (pags 29-30).

Por supuesto se habrá dado cuenta a donde quería llegar. Quise hacer un parangón entre el actual "Dictador venezolano" y la figura de Cincinato. ¿Por qué razón sigue Hugo Chavez usando la toga de dictador? ¿Conocerá este señor la historia de Cincinato? Debería darle vergüenza si la conoce.

Realmente es un fenómeno nacido de nuestra América Latina. Un presidente con el poder de legislar es un dictador, y para los oídos de las personas del siglo XXI esa es una fea palabra. Para los romanos era un acto de confianza salvadora el ponerse en las manos de un dictador que los librara del enemigo. Para los ciudadanos actuales y cabales, lo que hizo el parlamento venezolano es traición a su pueblo, darle un revolver al simio y que disponga a su antojo. 

Cincinato deja el arado para dictar leyes al pueblo. Cuadro de Ribera, 1806.

No hay comentarios: