sábado, 2 de abril de 2011

No soy verdugo de Buenos Aires!


Cuando leemos a los contemporáneos de Artigas, como Sarmiento o algún otro adicto al centralismo de Buenos Aires, enseguida nos hacen notar su superioridad. Ellos, y solo ellos son los representantes mas elevados de la civilización. Cada vez que se menciona el nombre de Artigas, va unido al concepto de "Barbarie", todo lo contrario al orden y a las buenas costumbres. Porque para los señores de la "Revolución de Mayo" los caudillos de las provincias, que ostentaban las ideas federales y constitucionales eran la representación mas fiel de la involución americana. 


Un día hablé sobre la Leyenda negra de Artigas proyectada por Sarmiento. Hoy desmentiré totalmente esta versión de la historia por medio de los hechos mismos de nuestro Prócer. 


Les traigo ahora unos documentos de la Época Artiguista: los escritos del Cura Párroco de Montevideo, Dámaso Antonio Larrañaga.


Larrañaga había partido de Montevideo con fecha 31 de mayo de 1815, llegando a Paysandú el día 12 de junio del mismo año.


Llegando cerca de destino ven que una embarcación (un falucho), saluda al cuartel general de Artigas con unos cañonazos desde el río Uruguay. ¿Quienes eran estos señores? Al llegar a purificación no encontraron al General; este estaba a bordo de la embarcación. Dice Larrañaga:


"El General estaba ausente y había ido a comer a bordo de un falucho en que se hallaban los diputados de Buenos Aires; este buque con una goleta eran los que habían saludado el día antes al General con el mismo motivo, y cuyos cañonazos oímos en el camino."


Al otro día Larrañaga contaría cual era uno de los motivos principales que había traído a los Diputados Bonaerenses a Purificación:


"En el puerto había unos ranchos que servían cuerpo de guardia, y en uno de ellos estaban los Jefes de los cuerpos de Buenos Aires, que sostenían a Alvear, y despues de su caída fueron remitidos con una barra de grillos a la disposición de nuestro General, que los tenía en custodia con ánimo de volverlos, como después se ha verificado; conducta que ha sido con justicia aplaudida por los buenos americanos, y que ha acabado de desengañarlos que nuestro Héroe no es una fiera ni un fascineroso, como lo habían pintado con negros colores sus émulos o envidiosos de su gloria"


Vamos a situar bien el contexto: Carlos Maria de Alvear fue nombrado Director Supremo del ex-virreinato y ahora en manos del directorio de Buenos Aires. Pero el peor enemigo del centralismo del Directorio era Artigas, y mientras servía a Buenos Aires hizo la guerra al General Oriental como mejor pudo. Enseguida se manifestó su falta de apoyo popular y desatino político, y fue luego de tres meses de ser nombrado Director, que parte de su ejercito se rebela y es depuesto. Alvear huye en un barco ingles hacia la corte de Río de Janeiro, pero no sus adictos, quienes fueron enviados por las nuevas autoridades del Directorio para que Artigas disponga de sus vidas. Fue un gesto político para congraciarse con Artigas.


¿Que haría usted si fuera un caudillo político-militar y le entregan sus mas grandes enemigos, aquellos que le hubieran matado si hubieran tenido oportunidad? ¿No es un regalo muy tentador? Tal vez sí para una persona sin principios, pero no para nuestro Héroe, quien brinda a la historia y a sus enemigos, muestras de grandeza y una lección para no olvidar.


Dice el Libro "Un poco de luz sobre la casa de la moneda y el Banco de Buenos Aires" de 1866:


"Habla el General Mitre: El Director hizo que saliese una parte de su ejército al encuentro de Artigas (a combatirlo por supuesto), al llegar a las Fontezuelas territorio de Buenos Aires, se sublevó la vanguardia al mando del Coronel Ignacio Álvarez Tomas, el 13 de Abril de 1815, y resto del ejército de operaciones siguió su ejemplo confraternizando con Artigas. El 15 estalló la revolución en la capital, los cuerpos cívicos se armaron y el Cabildo se puso a su frente, proclamando el descenso del Director y la disolucion de la Asamblea. En vano pretendió Alvear resistir: rechazado por los pueblos, abandonado por su ejército, y sin apoyo de la opinion ni de la fuerza, tuvo que ceder el campo y refugiarse a bordo de un buque extranjero.


Y según este libro, su último hecho antes de irse fue*: "... entregándole aherrojados (encadenados, presos) para que dispusiese de ellos a su antojo, a aquellos de sus enemigos que mas se habían hecho notar por su adhesion al Gobierno Nacional. Artigas tuvo la nobleza de rechazar el horrible presente de carne humana que se le hacía diciendo: que no era verdugo de Buenos Aires."


Que Moral!! que grandeza!! No en vano era llamado "Protector de los Pueblos Libres", un hombre que aún nos sigue enseñando entereza política y ética. 


Aprendé Sarmiento!!!


Fuentes: 
"un poco de luz sobre la casa de al Moneda y el Banco de Buenos Aires" 1866
"Viaje de Montevideo a Paysandú." Dámaso Antonio Larrañaga. 1815


* Esto contradice otras fuentes que dicen que fue Alvarez Tomas quien le entregó los partidarios de Alvear, lo que suena más lógico.

1 comentario:

Clari dijo...

ese libro es muy interesante! me acuerdo que habia sacado unos vuelos baratos a brasil y aproveche y me lo lei en el avion. entretenido y aprendi mucho sobre la historia argentina