Tener bajo desempleo es una victoria y no un motivo de queja. Sin embargo, el hecho de que la desocupación en Uruguay haya alcanzado mínimos históricos, ha causado cierta preocupación entre algunos economistas, compañías de recursos humanos y empresarios.
Ubicada en 6,1%, la tasa de desempleo de este país podría ser envidiada por muchas naciones desarrolladas.
Al igual que España hoy, Uruguay llegó a tener al 20% de su población desempleada durante la crisis que afectó al país en 2002.
Pero el crecimiento económico superior al 6,5% anual que se ha registrado en los últimos seis años ha permitido que esa tasa descendiera y que hoy el desempleo sea estructural.
Si bien se podría pensar que esta es la situación ideal, también genera problemas.
"Las empresas se están empezando a quedar sin trabajadores para incorporar. Es complicado conseguir mano de obra en Uruguay, no sólo calificada, sino personas con buena disposición para trabajar", aseguró a BBC Mundo el economista Alfonso Capurro, de la consultora CPA Ferrere.
El otro problema que surge del bajo desempleo, explicó el economista, es que puede traer presiones inflacionarias.
"Al no poder incorporar gente desempleada, se va a dar una 'guerra de salarios', en la que las empresas van a empezar a pelear por los trabajadores. El aumento de salarios en algunos sectores se termina trasladando a los precios y eso genera cierta inflación", indicó.
Federico Muttoni, gerente de la Consultora de recursos humanos Advice, dijo a BBC mundo que "el crecimiento sostenido de la economía en los últimos años, el aumento de la inversión extranjera directa como nunca antes, el crecimiento agrícola y forestal, ha generado nuevos puestos de trabajo y ahora es difícil satisfacer la demanda de técnicos".
"Se buscan obreros"
La situación se agravará próximamente, según dijo a BBC Mundo Juan Manuel Rodríguez, director del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (INEFOP), debido a varios proyectos que comenzarán a desarrollarse este año y los siguientes, como la construcción de la planta de celulosa de la empresa conformada por las papeleras Stora Enso y Arauco, o la minera Aratirí, que requerirán de entre ocho mil y diez mil trabajadores.
De hecho, el sector de la construcción es uno de los que está atravesando más dificultades para encontrar obreros. Tal es así que la Cámara de la Construcción propuso esta semana al Ministerio de Defensa capacitar a militares para desempeñarse en ese rubro cuando sea necesario y que luego puedan retornar al servicio militar si lo desean.
Otra solución, propuesta por las autoridades uruguayas a las del gobierno español hace unos meses, fue dar incentivos a los uruguayos que viven en España y que trabajaron allí durante el boom de la construcción, para que regresen al país a desempeñarse en ese sector.
La falta de personal capacitado se da en variados rubros, como la industria mecánica o la de tecnologías de la información. Según Rodríguez, la INEFOP está adaptando la oferta de cursos para reconvertir a trabajadores poco calificados o que trabajan en sectores en los que hay menor demanda, dirigiéndose a la población donde la tasa de desempleo es más elevada que la media, como jóvenes y mujeres.
"El grado de rotación de los jóvenes es mayor; encuentran trabajo pero no tienen las habilidades básicas para mantenerlo. Hemos tenido casos por ejemplo en la industria automotriz, donde se contrató a trabajadores jóvenes que no tenían hábitos de trabajo y la experiencia fue muy negativa". Por eso, el instituto pone énfasis en trasmitir no sólo conocimientos técnicos sino también habilidades básicas como la importancia del trabajo en equipo, adecuarse a las normas, recibir órdenes, etc.
¿Qué se puede hacer?
Todos los especialistas consultados coinciden en que se debe comenzar ya con la reforma del sistema educativo para mejorar la calidad de la enseñanza, un tema que ha sido objeto de discusión durante años y que el presidente José Mujica se comprometió a concretar durante su gestión, todavía sin éxito.
Según Neker de la Llana, gerente de servicios profesionales de la firma de reclutamiento de personal Manpower, se debe adaptar el sistema educativo a las necesidades laborales actuales.
"El currículo en Uruguay es algo rígido, dificulta los cambios de orientación. Si en Secundaria uno hace un bachillerato y luego decide cambiar de idea y seguir otra carrera en la Universidad, en muchos casos tiene que volver a hacer bachillerato", explicó. La clave, dijo, es la reorientación de personas hacia carreras en las que se sabe que van a tener una buena inserción laboral.
En Uruguay, las carreras más populares son Derecho, Medicina y Psicología, mientras que los ingenieros, especialmente de Sistemas, son los profesionales más requeridos.
Muttoni, de Advice, agregó que debería incentivarse la formación técnica en cursos cortos que tienen una rápida inserción laboral.
"Las dos carreras más populares son abogacía y medicina. En esas dos áreas hay muchos más estudiantes que en otras cruciales para el desarrollo", aseguró. Según dijo, "se cree que ser doctor universitario es mejor que técnico electricista pero (esta última profesión) te asegura un trabajo e inserción más rápida que la de un abogado".
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